jueves, 22 de enero de 2009
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“A la memoria de los seres más próximos entre los seis millones de asesinados por los nacional-socialistas, al lado de los millones y millones de humanos de todas las confesiones y todas las naciones, víctimas del mismo odio del otro hombre, del mismo antisemitismo”.
Emmanuel Levinas
Centenares de niñas y niños han perdido la vida durante la ofensiva en curso del ejército de Israel en Gaza. Ese solo dato, al margen de análisis, posturas y filiaciones, debiera bastar para que todas las personas de buena voluntad en el mundo sintieran vergüenza por esta guerra y por todas las guerras. El hecho es sobradamente intolerable como para hacernos ver la urgencia de una solución a ese conflicto que los gobernantes y dirigentes no han podido o no han querido construir y que, posiblemente, no construirán en décadas. Si las víctimas israelíes de los ataques con cohetes lanzados desde Gaza fueron el pretexto para desencadenar la ofensiva, las bajas palestinas serán el fermento para nuevos ataques contra Israel.
Pero, así como desde el dolor se ha alimentado el afán bélico, creemos que es posible transformar el sufrimiento de nuestros semejantes en una base para la fraternidad y la convivencia, a condición de que seamos capaces de aproximarnos a ese sufrimiento y que tratemos de percibir lo que sienten las víctimas.
Con este propósito hemos decidido asumirnos como deudos de algunas de las niñas y de los niños que han muerto en esta ofensiva. Estamos dispuestos a dar testimonio de su ausencia y a honrar su recuerdo: adoptaremos, cada uno de nosotros, a un menor fallecido en la ofensiva.
Será, de ahora en adelante, parte de nuestra familia. Procuraremos comunicarnos con sus familiares para compartir su devastación. Trataremos de conocer mejor a nuestros pequeños muertos, de averiguar detalles de su vida, de tener una foto con nosotros. Contaremos a nuestros amigos y a nuestros conocidos que en la ofensiva del ejército de Israel en Gaza nos mataron a un niño al que queremos mucho.
La iniciativa “Adopta a un niño muerto” busca interpelar a la conciencia de cada persona como un llamado a la responsabilidad para con el otro; es una respuesta caracterizada por la gratuidad, la no-reciprocidad, la asimetría y la incondicionalidad. Porque a la palabra veraz ante esta forma de “odio del otro hombre” no le alcanza con la indignación moralista, sino que moralmente está obligada a confesar su indignidad.
Los niños muertos no dejan de crecer. Para bien o para mal, sus trayectorias rotas siguen germinando en los que se quedan: acaban por volverse un peso insoportable o bien un fundamento de vínculos y vida. Adoptar a un niño muerto significa comprometerse a testimoniar por él. Tal vez el testimonio, en tanto palabra dada al otro logre tender un puente, una promesa de cierto lazo amoroso capaz de desplomar al “antisemitismo” definido por Levinas.
Pretendemos detener la conversión del dolor de ambos pueblos en combustible adicional para la guerra y transformar a los muertos de los dos bandos en semillas de paz. Por eso hoy emprendemos esta iniciativa.
Sabina Alazraki, Ana Belén Alfaro Murillo, Marcela Alvarez Pérez, Jessica Bekerman, Marcelo Bergman, Carlos Beutel, Fanny Blank Cereijido, Bony Blum, Gloria Bonder, Leo Bracho, Alejandro Brauer, Néstor Braunstein, Andrea Bustamante, Pilar Calveiro, Rossana Cassigoli Salamon, Daniel Cazés Menache, Ma. del Carmen Cervantes, Ana C. Jácome, Leonardo F. Cienfuegos, Adriana Cruz, Dulce Cuellar, Rubén Chababo, Raquel Child, Steven Czitrom, Santiago Derbez, Shula Erenberg, Adriana Espinosa, José Frank, Margit Frenk, Mabel García Dejean, Marcela García Probert, Francesca Gargallo, Alicia Gerschanik, Boris Gerson, José Antonio Salvador Gómez del Campo, Adriana González Mateos, Dulce María Ganja Castro, Enrique Guinsberg Blank, Mathew Gutmann, Raquel Hiller, Laura Imperiale, Patricia Jacobs, Paola Jalife, Carolina Kerlow, Marie Laversin, Susana Lerner Sigal, Adalberto Levi Hambra, Bela Límenes, Bruno Límenes, Manuela Límenes, Marcos Límenes, Sandra Lorenzano, Rosa María Lule Cruz, Carolina Luyando, Mariana Masera, Pedro Miguel, Márgara Millán, Eduardo Mosches, Adriana Muñoz Alarcón, Viviana Nardoni, Marcelo Pasternac, Mario Pecheny, Montserrat Peñaloza Trejo, Grecia Pinto, Silvana Rabinovich, Manuel Reynoso de la Paz, Mónica Ríos Saloma, Silviana Rivera, Annunziata Rossi, Jane Rubin-Kurtzman, Yamila Sladogna, Ilán Semo, Ivonne Rosa Szasz, Mónica Szurmuk, Manuel Tejeda Reyes, Marcela Tejeda, Marko Tocilovac, Lilyán de la Vega, Fanny Unikel, Inés Westphalen, Gabriela Wolochwianski, Mireya Zapata, Daniel Zappi, Danielle Zaslavsky
soy estudiante de historia, de Argentina, y realmente me da pena que no se aprenda de las experiencias, no tengo nada contra los judios Y no practico el odio contra los mulsumanes, en mi pais no nos enseña esta pasión tan idiota que tienen los orientales, creo que Dios , Ala o el Dios del sol quiera esto, y las actitudes cobardes e ignorantes de estas personas que matan por placer .... ni los judios, ni mulsumanes dan ejemplo de nada ni de amor, ni de paz, tienen tanto odio que sus niños nacen enfermos de rencores heredados. No tiene piedad ni por sus hijos, son puro bla, bla como decimos en la ARGENTINA, HABLAN DE PAZ Y NO LA SABEN NI DEFINIR, HABLAN DE MUERTE ESO SI SABEN LO QUE ES. En Argentina cuando volaron la AMIA Y LA EMbaJADA DE ISRAEL TODO EL PUEBLO SUFRIO, NO SOLAMENTE LOS JUDIOS QUE MURIERON INJUSTAMENTE POR ASESINOS COBARDES QUE TRAJERON A MI PAIS UNA GUERRA O UN TERRORISMO QUE NO ES NUESTRO ACA LOS MULSIMANES Y JUDIO LOS VEO EN TODOS LOS ACTOS E INCLUSO COMPARTEN RESPETUOSAMENTE ACTIVIDADES APRENDANNNNNN!!!! MIREN A SUS NIÑOS Y CAMBIEN .....
ResponderEliminarSALUDOS Y PAZ PARA TODOS
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMensaje de Gabriela Wolochwianski para el blog:
ResponderEliminarLeyendo un poco sobre esta iniciativa me empiezo a enterar de cosas que no sabía, como lo de los shministim, lo del Foro Israelí-Palestino de Familias de Caídos en Pro de la Reconciliación y la Paz, lo de Jewish voice for peace. Hace más de 20 años, cuando viví un tiempo en Israel, conocí a la gente de Yesh Gvul http://www.yeshgvul.org/about_e.asp, y realmente me pareció que requería mucho valor esa iniciativa en un país donde ni siquiera podés hablar si no fuiste al ejército. Veo que, a pesar de la constante derechización de la sociedad isrealí persisten las voces que quieren la paz y que saben que no hay paz posible en Medio Oriente sin una convivencia pacífica de los pueblos, con respeto por las diferencias y con igualdad de condiciones políticas, sociales, económicas.
Con respecto a esta inicitiva en particular y los interesantes debates que suscitó, se me ocurren algunas ideas:
1) Me parece que lo primero que hay que reconocer es que LOS NIÑOS SON SIEMPRE VÍCTIMAS. En principio, los niños no eligen dónde nacer, no eligen gobiernos, no eligen políticas, etc. Va contra todas las convenciones y leyes internacionales matar niños, no creo que haya siquiera que aclarar o debatir este punto.
2) Algunos se preguntan por qué esta iniciativa sólo apela a la adopción de niños palestinos en Gaza y no a la adopción de víctimas israelíes. Más allá de las razones filosóficas tan bien expresadas ya en este blog, creo que hay una razón muy sencilla y que tiene que ver con la naturaleza misma del acto de adopción. A las víctimas israelíes no las podemos adoptar porque ya son nuestras, (ya que la iniciativa parte de un grupo que se reconoce como judío). Sólo podemos adoptar a quien no es de nuestra sangre. La adopción es un acto de amor infinito, es comprometerse a amar a alguien que no parimos y nos necesita. Entiendo que es un llamado a despertar conciencia y debate y es en ese sentido que creo que su objetivo se va cumpliendo.
3) Otro cuestionamiento que he visto es por qué solidarizarse con los palestinos y no con otros niños que mueren día a día en diferentes partes del mundo. En este sentido me parece que hay que recordar la frase bíblica de "quien salva a un hombre, salva a la humanidad". Sólo se pueden sumar granitos de arena, imagino que quienes lanzaron esta iniciativa, lo hicieron porque se sintieron conmovidos en este momento por este conflicto, lo que no quiere decir que no les importen los demás niños en idénticas situaciones. Los totalitarismos, las guerras, generalmente tratan de "despersonalizar" a sus víctimas, en los noticieros se nos presentan números de personas muertas, heridas, etc. Sin embargo, la mayoría de las personas no se conmueve ante un número, se conmueve ante una persona, con nombre, con historia, alguien con quien uno se puede identificar. Me parece que este intento de dar nombre e historia a las víctimas y no tratarlas como un simple número de muertos es muy valioso. Ojalá esta iniciativa resulte inspiradora y se generen otros grupos que adopten niños, vivos o muertos, víctimas de las guerras, el hambre, la violencia y la irracionalidad del mundo de los adultos. Me parece que es más fácil decir estoy en contra de la muerte de niños en tal o cual conflicto que asumir el compromiso y decir, me duele la muerte de este niño, a quien adopto, es también mío y su muerte me duele porque de algún modo lo conocí.
Eso es todo por ahora, seguiré de cerca este blog.
Gabriela Wolochwianski
Errata al pto. 3) del comentario de Gabriela W:
ResponderEliminarla cita no es bíblica sino talmúdica.