domingo, 25 de enero de 2009

Éste es Omar


Este es Omar. Un pequeño de 14 años que fue asesinado por un misil lanzado por un avión de reconocimiento del ejército israelí el pasado 28 de febrero, mientras jugaba futbol con sus amigos cerca de su casa, al norte de la Franja de Gaza. Su sueño era ser un futbolista famoso, pero su vida fue interrumpida abruptamente por la guerra.
Como ser humano, me avergüenza el mundo repleto de violencia que voy a heredar a mis hijos; los que aún están vivos; los que tuvieron la fortuna de nacer en un país en el que no hay guerra (al menos no una guerra declarada, aunque la violencia atroz que últimamente se ve en México es también resultado de una lucha de poder entre narcotraficantes, o de una guerra entre delincuentes); los que seguirán creciendo hasta dejar de ser niños y tener que tomar una decisión trascendental: renunciar a todo tipo de violencia para darle más vida a su mundo, asumirse como pacifistas. O adoptar la filosofía del "no me dejo" y perpetuar todavía más la violencia por encima del amor al ser humano.
Por eso, me uní a la iniciativa Adopta a un muerto. Un grito de ¡Ya Basta! lanzado por un grupo de judíos en México, con el objetivo de exigir que la guerra en Palestina -que la guerra en general-, pare sin más premura. Proponen adoptar a un niño palestino que haya sido asesinado por el ejército israelí, como una muestra de humildad, un primer paso de conciliación desde la sociedad civil. No esperan reciprocidad, su iniciativa se basa en la incondicionalidad, en el reconocimiento de que no se trata de llorar sólo a los muertos de uno y buscar venganza asesinando a los hijos del otro... reconociendo que los niños muertos por la guerra son hijos de todos, que es totalmente inadmisible que sigan muriendo inocentes en la Franja de Gaza (o en el mundo para el caso). Si no hay un reconocimiento explícito de esto, una toma de conciencia, si no se dan pasos concretos para romper este círculo de muerte, la ley del talión continuará vigente hasta el infinito.
Hay mucho más que hacer, muchísimo. Tenemos frente a nosotros el reto inmenso de educar a nuestro hijos -los cercanos, con los que compartimos la sangre, el amor, el techo y la vida- en la paz. De alejarlos de conductas violentas, de juegos violentos, de ideas que puedan perpetuar el asesinato, la violencia, la falta de compasión y humanismo. Tenemos que dar el ejemplo con nuestra propia vida, desde cosas tan cotidianas como conducir el auto sin pelearnos con todos los conductores a nuestro alrededor, hasta cosas trascendencia más evidente como asumir un discurso -y sobre todo un código de ética- comprometido con la paz y con la no-violencia.
Aquí está por lo pronto mi compromiso: voy a presentarles a mis hijos a Omar. Voy a explicarles que podría haber sido su hermano. Voy a decirles que murió injustamente, por una guerra, y que estoy muy triste por él. Voy a pedirles cada día que piensesn en maneras de evitar que haya guerra en el mundo, y voy a solidarizarme con el alma de Omar para hacer todo lo que esté en mis manos para detener esa guerra -y todas las guerras, hasta las guerras domésticas. Con ello, voy a dar testimonio de su vida, no voy a permitir que quede en el olvido, que olvidemos que existió. Es decir, voy a asumir con conciencia el pacifismo como parte de mi código de ética. Y sé que este es un compromiso de por vida, pero lo asumo sin asomo de duda en este espacio y, sobretodo, en mi corazón.
Conoce las iniciativas por medio de las cuales puedes poner tú también, tu grano de arena para que aspiremos a tener, algún día, un mundo sin guerra:
Adopta a un muerto: Adopta la memoria de un niño palestino asesinado en la guerra y da testimonio de su vida. Es un acto simbólico poderosísimo y amoroso.
Shministim: Apoya esta iniciativa de jóvenes israelitas, comprometidos con la paz y que han sido encarcelados por negarse a alistarse al ejército e ir a la guerra.

Lilyán de la Vega

1 comentario:

  1. ...La gente que contra la voluntad de las mayorias hace la guerra a pueblos enteros, sin importar la mutilación de familias enteras, de aniquilar vidas inocentes, de desatar odio y calamidades, merecen a cada segundo ser recordados como los seres más despreciables.

    Por todos y cada uno de los civiles inocentes muertos en medio de la guerra, digamos: Yo adopto un niño!!!

    Omar Unikel México.

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