miércoles, 30 de octubre de 2013
Sobre la FIL Guadalajara 2013 - Traducción al árabe
Gracias a Shadi Rohana por el envío y la traducción
http://www.qadita.net/2013/10/30/book-fair/
http://www.qadita.net/2013/10/30/book-fair/
domingo, 20 de octubre de 2013
Sobre la FIL Guadalajara
Si alguien desea agregar su firma o ayudarnos a difundirlo, gracias.
Sobre la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2013
Sobre la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2013
Como cada año, la prestigiosa Feria Internacional del Libro de
Guadalajara designa a un país como invitado especial. Este año está
dedicada a la producción editorial y cultural de Israel. Los abajo firmantes
queremos destacar la necesidad de tener muy presente la historia del Estado de
Israel y el hecho de que su creación provocó una tragedia: la del pueblo
palestino, condenado al exilio. Y también deseamos que se tenga muy presente lo
ocurrido con ese pueblo desde entonces y hasta hoy.
La creación del Estado de Israel comenzó en 1948, tras la resolución 181
de las Naciones Unidas, que decidió la partición de Palestina –entonces estaba
bajo el Mandato británico- en dos estados: uno judío y otro árabe. Ciertos
sectores judíos de izquierda al interior del sionismo se opusieron a la
partición de la tierra y propusieron para la región un modelo alternativo al
del estado nacional. Sin embargo, la política del sionismo, como movimiento
nacional eurocéntrico, hizo que el nuevo Estado de Israel, desde que se instaló
en territorio palestino, optara por el enfrentamiento con la población local
mayoritaria, y no por una política de coexistencia con los pobladores nativos.
Las consignas políticas de trabajo y producción hebreos expresan con
contundencia el pensamiento de separación (e incluso de limpieza étnica, como
demuestran algunos nuevos historiadores israelíes) que han mantenido y siguen
manteniendo los diversos gobiernos de Israel, sin importar su filiación
política, de centro-derecha, extrema derecha o laborista. Ninguno de los
gobiernos ha abandonado la política de ocupación ilegal de territorios
palestinos.
Hay un punto nodal que no puede ignorarse: el Estado de Israel es de
carácter étnico y confesional. No es un estado de ciudadanos, es un estado para
un sector exclusivo de ciudadanos, los judíos. En este sentido, puede verse
como un estado judío fundamentalista, aunque viste un ropaje de formalidad
democrática occidental.
Para las personas que viven en Israel, en este momento coyuntural, la
existencia pacífica depende de una decisión moral y política insoslayable: la
de abandonar la concepción colonial y expansionista de la ideología sionista.
Una decisión así tendría que llevar a la retirada del ejército de los
territorios palestinos, a hacer que el medio millón de colonos judíos de
Cisjordania abandonen este territorio (y si quieren permanecer allí, que
acepten vivir bajo un gobierno palestino), y al cese inmediato de la
construcción de miles de viviendas para colonos judíos en los territorios
ocupados de Palestina.
El Estado de Israel dice abogar por la paz con el pueblo palestino. Se
pregunta uno por qué no empieza por el reconocimiento y el apoyo a la
concreción del Estado Palestino, en lugar de seguir alimentando permanentemente
esta especie de pax romana: se mantienen los territorios bajo mandato
israelí, incautando terrenos palestinos; se rodean de muros que aíslan y que
cortan la posibilidad de una continuidad territorial palestina así como de una
vida digna para ambos pueblos. Israel no sufre ningún peligro real, posible,
actual de eliminación física (como ya afirmó en 1972 el General israelí
Matityahu Peled). Lamentablemente los gobiernos israelíes –y sobre todo la
administración actual, encabezada por Netanyahu- no han mostrado una intención
creíble de solucionar el problema colonial y por lo tanto cambiar de rumbo. Los
45 años de ocupación militar por el Estado de Israel han enfrentado a dos
poblaciones heterogéneas que habían demostrado sobradamente su capacidad de
convivir en paz, trabajando en una misma tierra amada. El yugo colonial ha ido
alimentando el legítimo deseo de liberación del pueblo palestino. Lo que
desearíamos muchos es una política de entendimiento real, no desde el uso de la
fuerza militar ni desde las argucias diplomáticas, sino a partir de la moral,
la ética y la justicia, que el pueblo judío supo legar al mundo en voz de sus
profetas.
Lejos de las contradicciones de la Realpolitik, la paz real, en
el marco de dos estados independientes y autónomos (o de un estado binacional),
está en manos de los ciudadanos, que en diversas ONG’s luchan diariamente,
convencidos de que la relación entre moral y política es necesaria. Entre éstos
se encuentran pensadores, escritores y creadores en diversas áreas culturales
cuyas voces la FIL no podrá hacer escuchar porque no estarían dispuestos a
representar a la política colonialista y segregacionista oficial del Estado de
Israel (tal como hizo el poeta Aharon Shabtai al declinar la invitación al
Salón del Libro de París cuando Israel fue el país invitado).
Ante esta realidad, consideramos indispensable que México reconozca la
existencia de los dos estados, y solicitamos que se realicen en este año mesas
redondas sobre el tema de Israel – Palestina, conformadas por personas que
expresen puntos de vista diferentes. Esto ayudará a dar conocer al país
invitado de manera plural. Y desde la misma perspectiva pluralista, solicitamos,
que próximamente el país invitado por la FIL sea el de Palestina, con la
presencia de escritores, cineastas, músicos y pintores.
Margit
Frenk, Juan Gelman, Hugo Gutierrez Vega, , Eduardo Mosches, Héctor Díaz
Polanco, Aline Pettersson, Luis Tovar, Francesca Gargallo, Pedro Miguel, Marcos
Límenes, Nestor Braunstein, Silvana Rabinovich,
Octavio Rodríguez Araujo, Pilar Calveiro, Mauricio Schoijet, Horacio
Cerutti, Saúl Ibargoyen, Teresa Guitián, Claudio Albertani, Jessica Beckerman,
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