domingo, 1 de marzo de 2009
Prácticas de la ironía. Una nota de Juan José Millas, publicada en El Pais Semanal (01/03/09)
Fotografía: Khalil Hamra
He aquí una niña antisemita en el instante de dejarse fotografiar, completamente muerta, con el único objeto de poner en duda el derecho de Israel a defenderse. Los terroristas árabes disponen de un catálogo amplísimo de niños mutilados o muertos, algunos sin piernas ni cabeza, otros sin manos, muchos machacados por los cascotes de la escuela o del hospital en el que se habían refugiado de los bombardeos. Pese a su estatura, estos críos son expertos en propoaganda política. Saben perfectamente lo que conmueve a los caracteres débiles, a la gente poco informada, a los temperamentos irreflexivos. Israel intentó neutralizar su influencia impidiendo la presencia de periodistas en los lugares donde actuaba su ejército. Pero el antisemitismo posee túneles y redes que llegan a todas partes y contra las que resulta más difícil luchar que contra los mismos terroristas.
No se pierdan la actitud del cadáver (en el caso de que no se esté haciendo la muerta, que de estos niños cabe esperarlo todo), con la boca abierta, los labios rotos y amasados, la lengua (si se trata de la lengua, pues podría ser otro órgano) asomando en medio del rostro tumefacto. Y luego, esa combinación dramática de polvo y piel, tan eficaz para provocar el horror, la lástima, incluso el asco. Por si fuera poco, la cría está siendo rescatada de los escombros de su casa, de su hogar; y no de un cuartel, para transmitir al lector ingenuo del periódico la idea de que no estaba preparando una bomba en el momento de ser abatida. ¿Cómo enfrentarse a una demagogia de este calibre?
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Es escalofriante la conjunción de la imagen con el texto. Lamentablemente habrá quienes no lean la ironía. El espíritu de rebaño suele leer en espejo (aun cuando cobija plumas poderosas).
ResponderEliminar(Por eso es valioso tanto el nombre como la foto de este blog: conjuran la lectura especular desquiciando al discurso eufemístico con ínfulas de neutralidad).
Me impresionó mucho el texto. Sí, a este grado de negacionismo, ni el más agudo cinismo parece desarmarlo. Yo lo único que pensaba al principio del conflicto con las imágenes, es que hasta de ese pudor habían despojado a sus padres, que necesitan de ellas para un reconocimiento político y humano, para tener una prueba del crimen. Sí, el espíritu de rebaño sigue creyendo que Tzahal es el ejercito de la moralidad.
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