Gracias a Rolando Gómez por la traducción y el envío.
¿Cuántas
patrias tenéis?
Por: Guidón
Levi
Haaretz, 20
de septiembre del 2012
Al momento en que las intensivas negociaciones con los
palestinos se encuentran en su apogeo, y todo pareciera solucionarse, Israel
presenta sorpresivamente un nuevo reclamo: sin que haya indemnización a los
refugiados judíos de los países árabes, no acordará pronunciarse por el fin del
conflicto.
Todo se solucionó; verdadero fin al conflicto, y ahora vamos
a arremeter contra otro pequeño objetivo en el camino a la paz justa que maduró
y se encuentra a la vuelta de la esquina.
Ya existe un documento de propuesta sobre el tema por parte
del Consejo de Seguridad Nacional, publicado por Barak Ravid en “Haaretz”, y
también una campaña de propaganda dirigida por el viceministro del exterior,
Dani Aialón, quien tiene derechos paternales sobre el asunto (su padre nació en
Argelia).
Luego de que nos enseñaran a lo largo de generaciones
enteras que la
Aliá (
Ascención -en el lenguaje místico sionista,
significa inmigración judía a Israel. N.
de T.) de los países árabes fue un acto sionista, de repente resulta que se
trató de una ola de refugiados.
Cuando pensábamos que Israel ya hubiera roto todos los
récords posibles de la desfachatez, viene esta campaña y nos muestra que hay
otros récords que es capaz de romper.
Es difícil saber por dónde comenzar a refutar la ridícula
comparación entre el destino de los refugiados palestinos al de los judíos,
pero es posible despejar una preocupación: el documento de propuesta del
Consejo de Seguridad Nacional no ve ningún lugar a la comparación. El destino de los refugiados (judíos) lo
señala como “tragedia”, mientras que el destino de los palestinos es un
“tópico”. Y el colmo: la culpabilidad
por ambos recae sobre los países árabes.
Difícil de creer: Israel no tiene arte ni parte en el problema de los
refugiados palestinos.
Con razón evitó Israel desde su creación toda alusión al
tema; entendió que la tierra arde bajo sus pies. Hasta que el gobierno de Biniamín Netaniahu
se atrevió a meter las manos en el fuego.
Tal vez ahora –pensaron en Jerusalén- que no hay posibilidades de nada,
es posible traer a colación este asunto; tal vez gracias a él recoja Israel
unos cuantos cupones en las sinagogas de los judíos de origen árabe en Estados
Unidos.
Israel reclama indemnización a la propiedad de 800 mil
refugiados de los países árabes. No
propone ningún tipo de indemnización por la propiedad perdida por unos 650 mil
refugiados palestinos, sobre cuyos escombros se construyó un Estado. Eso que lo pague el mundo, no Israel.
La relación será de 2 a 3 a favor de Israel, calculó el
Consejo de Seguridad Nacional. ¿A lo de
1948, lo de 1967 y todo lo que pasó desde entonces? ¿A las casas que se destruyeron y las tierras
que se saquearon, las canteras que se explotaron y los recursos que se
aprovecharon? ¿A todo eso acordará
Israel pagar indemnización? No hagan
reír a la gente inteligente.
El Consejo de Seguridad Nacional también hace caso omiso de
la categórica diferencia entre el destino de las dos comunidades de refugiados:
los judíos emigraron –por decisión propia o no, decisión de Israel- al Estado
que a los ojos de ellos consideran su patria.
Los palestinos fueron expulsados o forzados a escapar contra su voluntad
hacia campos de refugiados y a la dispersión.
A los unos se les decretó una vida de libertad y respeto en su
país. A los otros se les decretó una
vida de ocupación y diáspora. Los unos
no quieren regresar, los otros sí.
Encontrad vosotros la diferencia.
Así como Israel no se avergüenza de devolver propiedades
judías de antes de 1948 a sus dueños, desde Jevrón y hasta Sheij Yara, por
medio de la expulsión de palestinos de sus casas, nunca pensó en hacer lo mismo
en relación a la propiedad palestina.
¿Con qué derecho? No se pregunta. No lo hará nunca. Si aceptará ahora discutirlo, es porque se
trata entonces de una conquista colosal para los palestinos.
¿Se devolverá a los palestinos a sus casas, como a los
judíos de Jevrón? ¿o lamentablemente se
los indemnizará por su sufrimiento, como reclaman los judíos? Si no, se trata de otro engaño que está
destinado a eliminar el problema de los refugiados palestinos del orden del
día. O se trata de otro paso
nacionalista, de aquellos que no reconocen la igualdad de derechos entre
palestinos y judíos.
En la base de este asunto se erige la cuestión de
principios, que el Miembro del Parlamento Ajmed Tibi expresó tan bien: “¿Cuántas
patrias tenéis?”, le preguntó a Aialón en la televisión, y su pregunta se
quedó suspendida: ¿Es Israel la patria?
¿O acaso Irán?
Hasta el mismo idioma hebreo tiene dificultades para
expresar “patrias” en plural.
Israel quiere justicia para sus refugiados. Vamos a hacer justicia a todos; a todos los
refugiados de este terrible conflicto, desde Bagdad hasta Yafo.
Hasta entonces, mejor que nos conformemos con poner fin a la
adversidad de aquellos que sufren la política que se inició en el año tashaj
(año hebreo 5708, o 1948; año de la creación del Estado de Israel. N. del T.) y no se interrumpió ni por un
momento hasta este mismísimo día.
Traducción del hebreo:
Rolando “el negro” Gómez
Coyoacán, 20 de
septiembre del 2012