lunes, 13 de abril de 2009

Durmiendo en zona estéril

Un ensayo de Ariela Azoulay sobre fotografía y derechos humanos.
Ariella Azoulay teaches visual culture and contemporary philosophy at the Program for Culture and Interpretation at Israel’s Bar Ilan University. She is the author of The Civil Contract of Photography (Zone Books, 2008); Atto di Stato—Palestina-Israele, 1967–2007, Storia fotografica dell’occupazione (Mondadori, 2008); Once Upon a Time: Photography Following Walter Benjamin (Bar Ilan University Press, 2006); and Death’s Showcase: The Power of Image in Contemporary Democracy (MIT Press, 2001), a winner of the 2002 Infinity Award for Writing, presented by the International Center for Photography for excellence in the field of photography.

1 comentario:

  1. Muchas gracias, Miriam, por publicar en nuestro blog este brillante artículo que da testimonio de la censura y la manipulación de las imágenes (algo que Chomsky mostró muy bien en "manufacturing consense" al comparar la información sobre las atrocidades cometidas en dos casos paralelos - Camboya y Timor Oriental). La propaganda del "régimen" (para usar una palabra vieja pero cabal, con resonancias atroces en español) que vuelve posible que las madres estén orgullosas de que sus hijos usurpen, abusen, en fin: maten.
    Toda esta cuestión de un espacio "violable" (justificado como "zona estéril") me parece escalofriante. El concepto escabroso de "franja", que uno nombraba sin pensar a fondo. El solapamiento de la devastación silenciosa que tiene lugar durante las "negociaciones de paz" tiene todo que ver con el artículo de Lev Grinberg sobre este limbo lingüístico producido por la falta de palabras para nombrar a la "cosa sin nombre" perpetrada cotidianamente desde hace muchas décadas.
    En fin, en concepto benjaminiano de "estado de emergencia" aparece patente tal como Azoulay lo presenta, como la razón de ser del "régimen", que busca a toda costa impedir las relaciones entre las personas a partir de una división supuestamente inapelable entre ciudadanos y no ciudadanos, sujetos y no sujetos: la expoliación del otro, esa cosa sin nombre (según Grinberg) que roba la dote negando la existencia de la novia. Los cambios en el lenguje para rotular al otro según la década y el diablo de moda. Y la frase final, en la que Israel se g.alardona con el mote de país que busca la paz queda claro cuando al instituto promotor de la paz de la Universidad hebrea de Jerusalén lleva el nombre del presidente estadounidense que lanzó las dos bombas atómicas... En fin, este artículo da mucho para pensar.

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