sábado, 9 de noviembre de 2013

A propósito del invitado de honor en la FIL Guadalajara 2013 y la UNESCO

http://www.jornada.unam.mx/2013/11/09/cultura/a04n2cul

2 comentarios:

  1. El conflicto Israelí-Palestino representa a principios del Siglo XXI el paradigma de la politización del perdón, de la humanitarización de conflictos étnicos, de la instrumentalización de la cultura como herramienta de solución a conflictos, para pacificar la violencia, restituir el tejido social, etc. Tanto Gaza como Cisjordania, son laboratorios de tecnologías de guerra, de urbicidio sistemático, de control de protestas y de seguridad, las cuales Israel exporta al resto del mundo – incluyendo a México. México e Israel tienen en común un récord de violaciones de derechos humanos que permanece impune; las de Israel incluyen despojo, expulsión, opresión, bloqueo de víveres, medicinas y materia prima (a Gaza), tiranía de la incertidumbre, saqueo de tierras y recursos vitales, opresión psicológica, vigilancia, control continuo y limitaciones de desplazamiento del pueblo palestino. La Nakba (o catástrofe) de los palestinos no ocurrió en 1948 con la creación del estado de Israel, sino que continúa. Aunado al interminable y fútil proceso de paz – el equipo de negociaciones palestino renunció la semana pasada “por el aumento sin precedentes de la colonización y opresión contra Palestina y el Pueblo palestino” –, la impunidad israelí se debe a la excepcionalidad por la que cabildea el estado de Israel a lo largo y ancho del mundo. Para hacer otra analogía entre México e Israel, se pueden mencionar dos incidentes ocurridos este mes, dignos de cualquier estado de apartheid: la expulsión de dos jóvenes indígenas estudiantes de doctorado de una panadería francesa en San Cristóbal, Chiapas – por confundirlas con méndigas – y el haber impedido que siete indígenas oaxaqueños abordaran un vuelo nacional en Aeroméxico. Tomando estos paralelismos en cuenta, tiene mucha lógica que el gobierno mexicano agasaje a Israel como invitado especial de la Feria Internacional de Guadalajara. Y que, al contrario que en otras partes del mundo, las protestas contra la presencia de Israel en un evento cultural – para denunciar su destrucción paulatina de los palestinos – hayan sido débiles, pasado desapercibidas, un mero gesto formal reducido al ‘clickactivismo’. Por ejemplo, cuando en 2007 se anunció que Israel iría a la Feria del Libro de Turín, surgió de inmediato una ola de protestas en Italia, y muchas personalidades apoyaron el llamado al boicot hecho por asociaciones árabes de escritores.
    En la sección El correo ilustrado de la Jornada apareció un fragmento de un comunicado titulado: “Sobre Israel como invitado especial en la FIL de Guadalajara”. Los firmantes (en su mayoría académicos de México), quisieron “destacar la necesidad de tener muy presente la historia del Estado de Israel y el hecho de que su creación provocó la tragedia del pueblo palestino, condenado al exilio”. Manifestaron el “deseo” que durante la Feria, se tenga presente lo que ha ocurrido con el pueblo Palestino, evocan la historia de la creación de Israel, sus orígenes sionistas, subrayan el “carácter étnico y confesional”, de un estado “judío fundamentalista” que formalmente se viste de democracia occidental. Los firmantes proponen una “paz real” en manos de la sociedad civil – entre ellos los pensadores, escritores y creadores. En resumen, en el comunicado le piden a México (no queda claro a qué México: ¿A los organizadores de la FIL, al CONACULTA, a la sociedad civil mexicana, a los mexicanos?) reconocer la existencia de ambos estados, y a escasas cinco semanas de la inauguración de la FIL (¿?) solicitan mesas redondas sobre el tema de Israel-Palestina (de puntos de vista diferentes) y que Palestina sea invitada también. El planteamiento del conflicto armado, ocupación y continuo despojo como cuestión de diálogo cultural en manos de la sociedad civil y a la “ética y moral judías,” validando un evento de promoción y de propaganda del Estado de Israel y obviando paralelismos con México, pasa por un mero gesto para aliviar ciertas conciencias.

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  2. Para cultivar una imagen de país liberal y democrático, Israel trata de mejorar y alimentar su imagen a nivel internacional a través de eventos culturales y colaboraciones académicas; los expertos son por definición, servidores del poder, ya que aplican su conocimiento a problemas definidos bajo los términos de quienes están en el poder. Y los productores culturales son parte del engranaje compensatorio del despojo y devastación neoliberales.
    ¿Qué piden los palestinos? La lucha armada – derecho otorgado por la Declaración de los Derechos Humanos – ha sido sistemáticamente deslegitimizado tanto por Israel como por la comunidad internacional y hasta por los palestinos mismos: desde Mahmoud Abbas, la lucha palestina se ha enfocado en negociaciones y en la construcción de un estado palestino. Sin embargo, el movimiento nacionalista palestino está colapsado; atrapado en series de diálogos de paz inútiles y negociaciones eternas, los palestinos sólo han logrado la liberación de un puñado de prisioneros políticos. Mientras tanto, Israel continúa el despojo, anuncia la expansión masiva de asentamientos, amenaza con expulsar a unos 15 mil palestinos de sus hogares en Jerusalén, y sigue empeorando las condiciones de vida diaria de los palestinos. Actualmente, no existe plataforma política coherente alguna para movilizar a los palestinos ni se han imaginado actos de resistencia para socavar el orden que les oprime; la comunidad internacional se limita a ‘jalarle las orejas’ a Israel cuando anuncia la construcción de más asentamientos; la ONU organiza “Comisiones de investigación” que no llevan a ningún lado. Sin embargo, es muy claro lo que busca la lucha palestina: terminar la ocupación y colonización de las tierras árabes tomadas en junio de 1967 y desmantelar el muro; reconocer los derechos fundamentales de los ciudadanos árabes y palestinos de Israel para que obtengan igualdad; respetar, promover y proteger los derechos de los refugiados palestinos para que regresen a sus hogares y propiedades como lo estipula la resolución 194 de las Naciones Unidas; fundar un Estado palestino independiente con capital en Jerusalén del Este.
    ¿Acción visible? Desde su incepción en 2005, la Campaña BDS (Boycott Divestment Sanctions Campagin o BDS) de llamado al boicot a Israel ha servido como una herramienta para fortalecer precisamente la resistencia civil contra la ocupación israelí; se dirige a compañías y productos israelíes, al igual que a instituciones culturales y académicas en Israel, que contribuyen directamente a mantener, defender y esconder la opresión de los palestinos. ¿Dónde está el llamado a boicot en México? El tener como invitado a Israel en la Feria del Libro, es una política explícita de complicidad con la ocupación israelí: los participantes son embajadores de Israel, los asistentes son colaboradores y parte de la propaganda. Hacen falta escritores y pensadores sin nada que perder como Aharon Shabtaï, Bertolt Brecht, Louis Aragon, André Breton, Jean-Paul Curnier, Juan Goytisolo…

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